A un deseo vano
Oh deseo insensato, tu osadía ¡cuán justamente queda castigada! Caminaste con ala arrebatada adonde el bien a tu ansia se ofrecía. Hallaste en vez de fuego, nieve fría, mármol en vez de fuego, y rodeada de agudas puntas, de impiedad amada la rosa, que tan dulce parecía. No quiera imposibles. No con vuelo altivo al Cielo registrar presumas ni el carro gobernar del Sol dorado. Que destrozados yacen en el suelo Ícaro, ya desnudo de sus plumas, Faetón por el rayo ya abrasado.