A un amigo (Quintana)
No con vana lisonja y blando acento Me quieras engañar, huésped del prado; Yo no soy lo que fui: rigor del hado Me condena por siempre al escarmiento. Nunca lozana a su primer contento La planta vuelve que truncó el arado, Por más que al cielo le merezca agrado Y que amoroso la acaricie el viento. Anda, pasa adelante; en otras flores Más ricas de fragancia y más felices Pon tu dulce cuidado y tus amores: Que es ya en mí por demás cuanto predices, Pues el aire del sol con sus ardores Quemó hasta la esperanza en mis raíces.