A secreto agravio, secreta venganzaA secreto agravio, secreta venganzaPedro Calderón de la BarcaJornada 2: Escena XI
Jornada segunda
Escena XI
SIRENA y DON LUIS, -DOÑA LEONOR
SIRENA
Ésta es Leonor.
DONLUIS
¡Ay de mí!
¡Cuántas veces esperé
esta ocasión! Ya quisiera
no haberla llegado a ver.
DOÑA LEONOR
Ya, señor don Luis, estáis
en mi casa, ya tenéis
la ocasión que habéis deseado.
Hablad aprisa, porque
os volváis; que temerosa
de mí misma, tengo al pie
grillos de hielo, y el alma
de mi aliento puede hacer
al corazón un cuchillo
y a la garganta un cordel.
DON LUIS
Ya sabéis, Leonor hermosa,
(si es que olvidado no habéis
pasados gustos, y ya
ignoráis lo que sabéis)
que en Toledo, nuestra patria,
(perdonadme) os quise bien,
desde que en la Vega os vi
un día al amanecer,
que aumentando nuevas flores
al campo hermoso, tal vez
lo que las manos robaron,
restituyeron los pies.
Ya sabéis...
DOÑA LEONOR
Esperad, yo
seré más breve. Ya sé
que muchos días rondasteis
mi calle, y a mi desdén
constante siempre tuvisteis
amor firme y firme fe,
hasta que os favorecí.
¿Qué no han llegado a vencer
lágrimas de amor, que lloran
los hombres que quieren bien?
Y favorecido ya,
siendo tercera fiel
la noche (¡qué no consiguen
una reja y un papel?),
tratábamos de casarnos,
cuando os hicieron merced
de una jineta, y fue fuerza
iros a servir al rey.
Fuisteis a Flandes...
DONLUIS
Sí fui
(que aqueso ya lo diré),
donde dimos un asalto,
y murió valiente en él
un don Juan de Benavides,
caballero aragonés.
La equivocación del nombre
dio causa para entender
que fuese yo el muerto: ¡ Cuánto
una mentira se crê!
Llegó la nueva a Toledo...
DOÑA LEONOR
Eso diré yo más bien,
que sin vida la sentí,
y con la vida lloré;
pero callo aquí, aunque aquí
os pudiera encarecer
los sentimientos que hice,
las tristezas que pasé.
En efecto, persuasiones
de muchos pudieron ser
bastantes a que en Toledo
me casare por poder.
DON LUIS
Yo lo supe en el camino,
y pensando deshacer
el casamiento, corrí
hasta que os vi y os hablé,
con equívocas razones,
en traje de mercader.
DOÑA LEONOR
Estaba casada ya;
y pues os desengañé,
¿a qué habéis venido aquí?
DON LUIS
Sólo he venido por ver
si hay ocasión de quejarme;
que si culpando tu fe
descanso, iré luego a Flandes,
donde una bala me dé,
porque la pólvora cumpla
lo que me ofreció otra vez.
SIRENA
Gente sube la escalera.
DOÑA LEONOR
¡Ay cielos! ¿Qué puedo hacer?
Oscura está aquesta sala;
que aquí te quedes es bien,
porque a ti sólo te hallen;
y habiendo entrado quien es,
podrás irte, no a Castilla;
que ocasión habrá después
para acabar de quejarte.