A secreto agravio, secreta venganzaA secreto agravio, secreta venganzaPedro Calderón de la BarcaJornada 2: Escena II
Jornada segunda
Escena II
DOÑA LEONOR. -SIRENA.
DOÑA LEONOR
Ya vuelvo determinada.
Esto, Sirena, es forzoso:
declárese mi rigor,
porque mi vida y mi honor
ya no es mío, es de mi esposo.
Dile a don Luis, que pues es
principal, noble y honrado,
por español y soldado
obligado a ser cortés,
que una mujer (no Leonor,
porque le basta saber
a una noble que una mujer)
le suplica que su amor
olvide: que maravilla
cuidado en la calle tal,
y no sufre Portugal
galanteos de Castilla:
que con lágrimas bañada
vuelvo a pedirle se vuelva
a Castilla, y se resuelva
a no hacerme mal casada;
porque fiera y ofendida,
si no lo hace, vive Dios,
que podrá ser que a los dos
nos venga a costar la vida.
SIRENA.
Desa suerte lo diré,
si puedo verle y hablarle.
DOÑA LEONOR
¿Cuándo falta de la calle?
Mas no hables en ella, ve
a buscarle a la posada.