A mi muerte próxima
Que no moriré de viejo, que no llego a los cuarenta, pronosticado me tiene de físicos la caterva. Que una entraña hecha gigote al otro mundo me lleva, y el día menos pensado tronaré como arpa vieja. Nada me dicen de nuevo; sé que la muerte me espera, y pronto; pero no piensen que he de cambiar de bandera. Odiando las melecinas como viví, así perezca; que siempre el buen artillero al pie del cañón revienta. Mátenme de sus palabras pero no de sus recetas, que así matarme es venganza pero no muerte a derechas. Para morirme a mi gusto no recurriré a la ciencia de matalotes idiotas que por la ciudad pasean. ¿Yo a mi Diente del Parnaso por miedo traición hiciera? ¡Cuál rieran del cronista las edades venideras! Jesucristo unió el ejemplo a la doctrina, y quien piensa predicando ser apóstol, de sus obras no reniega. ¡Me moriré! buen provecho. ¡Me moriré! en hora buena; pero sin médicos cuervos juntos de mi cabecera. Un amigo si está avis rara mi fortuna encuentra y un franciscano que me hable de las verdades eternas, y venga lo que viniera, que apercibido me encuentra para reventar lo mismo que cargada camareta.