A mi amigo D. Francisco Alcaraz Jaén en la muerte de su padre
Nació para morir y extraño fuera que solitario y triste peregrino, no recorriera el áspero camino que al nacer el destino le impusiera. ¿Quién la corriente de la vida altera y de la muerte el implacable sino? ¿Quién trastorna las leyes del destino y detiene del tiempo la carrera? Huérfano sufre tu dolor que en tanto tus penas siente tu infeliz amigo y, por si hallar pudieras en mi llanto calma a tu pena y a tu dolor abrigo, uniendo mi orfandad a tu quebranto, sobre su tumba lloraré contigo.