A mi Sra. P. de S. en sus días
Si entre las damas que la corte adora eres, Clori, la bella de las bellas; y así a tu vista desparecen ellas como la noche al despuntar la aurora, por tu dulzura y tu bondad, señora, en que también, venciéndolas, descuellas, contra el fiero rigor de las estrellas mi voz al cielo en tu favor implora. Grata en tanto y benévola permite que el rudo acento de la musa mía en tan digna ocasión te felicite. Un siglo goces tu dichoso día, sin que adusto pesar tu tez marchite ni del tiempo veloz la huella fría.