​A mi Caramillo​ de Juan Nicasio Gallego


 Rómpase ya la mísera flautilla,   
 que entonando de amor tiernos cantares,   
 si no aplacó su voz soberbios mares,   
 supo alegrar los campos de Castilla.   
 

 En son festivo el Tormes a su orilla  
 sonar la oyó sin sustos ni pesares,   
 y hora escucha sus quejas Manzanares,   
 y el llanto ve correr por mi mejilla.   
 

 Mas si cantar de aquélla sólo sabe,   
 que ya no osa nombrar el labio mío,  
 la belleza gentil, los garzos ojos;   
 

 como mi dicha y mi esperanza, acabe   
 y envueltos con mis lágrimas el río   
 lance al Tajo profundo sus despojos.