A mi Caramillo
Rómpase ya la mísera flautilla, que entonando de amor tiernos cantares, si no aplacó su voz soberbios mares, supo alegrar los campos de Castilla. En son festivo el Tormes a su orilla sonar la oyó sin sustos ni pesares, y hora escucha sus quejas Manzanares, y el llanto ve correr por mi mejilla. Mas si cantar de aquélla sólo sabe, que ya no osa nombrar el labio mío, la belleza gentil, los garzos ojos; como mi dicha y mi esperanza, acabe y envueltos con mis lágrimas el río lance al Tajo profundo sus despojos.