A los desvelos de Hortelio
Busca el albergue en la tiniebla fría de la noche el cansado caminante; el rústico, artesano y negociante acaban su fatiga con el día; de los vientos la ruda rebeldía en los puertos encierra al navegante, y aun hace deponer su arnés brillante a Marte del invierno la porfía; reposa el ganadero en su majad las abrasadas siestas del verano; todos descansan por distintos modos. Sólo Hortelio por ti, Filis amada, nunca descansa de su afán tirano. ¿Por qué? porque interesa más que todos.