A la soledad (Acuña)
Pues se conforma nuestra compañía,
no dejes, soledad, de acompañarme,
que al punto que vinieses a faltarme
muy mayor soledad padecería.
Tú haces ocupar mi fantasía
sólo en el bien que basta a contentarme,
y no es parte sin ti, para alegrarme
con todo su placer, el alegría.
Contigo partiré, si no me dejas,
los altos bienes de mi pensamiento,
que me escapan de manos de la muerte;
y no te daré parte de mis quejas,
ni del cuidado, ni del tormento,
ni dártela osaré por no perderte.