A la reina Isabel en el pleno ejercicio de su voluntad
de Juan Nicasio Gallego


 Cual viene en pos de nebuloso invierno   
 brotando rosas la estación florida,   
 y la campiña yerta y aterida   
 revive al soplo de favonio tierno,   
 

 así de España al liberal gobierno,  
 débil un tiempo, sin vigor, sin vida,   
 brío y lustre darás, reina querida,   
 y harás su dicha y tu renombre eterno.   
 

 Lanzado en fin al báratro profundo,   
 no verterá en mi patria su veneno  
 de la anarquía el monstruo furibundo.   
 

 A tu sombra, Isabel, aliente el bueno,   
 y a tu cetro feliz aclame el mundo   
 de la virtud imán, del vicio freno.