A la mujer que pasa
¡Oh! el dolor de tu cuerpo voluptuoso, apto a la herida de la carne quemadora.
Vorágine obsesora,
tortura lenta.
Sueño estatuario,
estética de carne.
Vitalidad turbulenta,
camina lenta.
Y deja que ritmen tus talones,
candentes dominaciones.
Estética de carne,
carne de amor.
Belleza, alma pagana de la forma;
diosa que espira su perfecto por la línea,
multivital, del movimiento y del volumen.
Misterioso numen
que ilumina,
el alma de la plástica divina,
que ama por tu cuerpo generoso,
el poderoso,
argumento de lo hermoso.
ENVÍO
editarOh, carne dolorosa: Deja que en ti ascienda, por los siglos de los siglos, de un espasmo, hasta el dios que por tus ojos llama los labios oradores.
- Y sea mi corazón,
- pulsación,
- harta de perfección.
Estética de carne, carne de amor.
Buenos Aires, 1816.