A la muerte del Anti-Quijote
En un sucio rincón doliente ya el bien acuchillado Anti-Quijó aborto del ingenio más idió de cuantos a Madrid han apestá. Gime el mísero padre su desgrá y llora, y grita, y dice que es famó, pero no es de extrañar que cielo hermó a su negro polluelo llame el grá. No llores, Setabiense, por el hí, pues salvarás la vida por fortú en ungüentos y drogas de botí, que si alcanzara el tiempo del buen cú que hizo en la Mancha el célebre escrutí no se librara el tiste de hacer hú.