A la muerte de D. Pío de Tristán
Padre segundo de mi madre y mío,
que la cumbre ocupaste del Estado,
luego a lo eterno y santo consagrado,
viviste de la tierra en el desvío:
tu fin, temprano al mundo, a ti tardío,
lamenta el pobre a quien contigo el hado
quitó amparo y sustento y padre amado,
¡Oh en la virtud, como en el nombre, Pío!
Tu familia a quien fuiste muro fuerte,
y que eterna anhelara tu existencia,
su gozo en llanto perennal convierte;
y a mayor duelo el hado me sentencia,
pues dos años y dos tu acerba muerte
para mí solo adelantó la ausencia.
(1859)
Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)