A fuerza de arrastrarse: 19
Escena XII
editarBLANCA, JAVIER, PLÁCIDO; después, DON ANSELMO, DON ROMUALDO, PADRINO 1.º y PADRINO 2.º (de CLAUDIO) y el MARQUÉS; después, JOSEFINA.
JAVIER.-(A PLÁCIDO.) Y yo, ¿me marcho?
PLÁCIDO.-Haz lo que quieras, pero silencio. (Pausa. Entran los personajes con arte y solemnidad.)
DON ROMUALDO.-Esta noche, en mi casa, a las nueve; y esta misma noche terminaremos el asunto.
MARQUÉS.-Mi casa es suya.
PADRINO 1.º.-Mil gracias, pero usted comprende que no es regular.
PADRINO 2.º.-No es regular.
MARQUÉS.-Yo he querido explicar a ustedes, antes que ustedes deliberen, todos los antecedentes del asunto.
PADRINO l.º.-Ya los conocíamos.
PADRINO 2.º.-Los conocíamos.
DON ANSELMO.-Y nosotros daremos, cuando llegue el caso, nuevas explicaciones.
DON ROMUALDO.-Perdone usted; explicaciones, no; aclaraciones.
PADRINO l.º.-Ya hemos anticipado que no admitimos ni explicaciones, ni aclaraciones, ni nada.
MARQUÉS.-¡Este hombre es una pantera!
PADRINO 2.º.-Nada.
MARQUÉS.-(Aparte.) Otra pantera. (Alto.) Señores..., a pesar de lo triste de la ocasión..., es decir, de lo, desagradable..., ustedes saben..., mi casa..., y yo... (Está profundamente emocionado y no acierta con el cumplimiento.)
PADRINO 1.º.-Mil gracias, señor marqués. Esta noche se eligen las armas y se fijan las condiciones. Mañana, al terreno.
MARQUÉS.-(Aparte.) ¡Y por la tarde, al cementerio!
PADRINO 2.º.-Para evitar entorpecimientos enojosos será conveniente que estos señores (Por DON ANSELMO y DON ROMUALDO.) vayan plenamente autorizados por el señor marqués para todo. Don Claudio ha fijado la cuestión terminantemente. O se presenta el autor del artículo a responder con su persona, o acude al terreno el señor marqués. (Los cuatro padrinos se quedan hablando en el fondo. El MARQUÉS, desesperado, va al primer término. En ese momento entra JOSEFINA.)
JOSEFINA.-¡Papá! (Abrazándose a él.)
MARQUÉS.-Pero ¿ves tú, hija mía?... Pero ¿ve usted, Blanca? Pero ¿qué dice usted, Plácido?
JOSEFINA.-Haga usted algo, Plácido.
PLÁCIDO.-¡Sí, Josefina!... ¡Sí, señor marqués! ¡Por ustedes todo, todo! (Se adelanta hacia el fondo.) ¡Señores..., un momento, se lo suplico; señor marqués, perdóneme usted, pero usted no puede ir a ese duelo. ¡Yo no lo permito! ¡Yo, Plácido, no lo permito!
MARQUÉS.-¿Han oído ustedes? ¡Plácido no lo permite!
DON ROMUALDO.-¿Por qué?
PADRINO 1.º.- ¿Con qué derecho? (Los demás PADRINOS murmuran lo mismo.)
PADRINO 2.º.-Eso no es serio.
DON ANSELMO.-No lo es.
MARQUÉS.-Calma, calma; puede ser que lo sea. Explíquese usted, querido Plácido.
PLÁCIDO.-Señores: ¡Mi gratitud para el señor marqués es inmensa! ¡Mi cariño es inmenso! Y al ver el artículo infame de don Claudio contra el señor marqués, no pude contener la indignación, y escribí el artículo de que se trata..., el de réplica. ¡Ese artículo con que he abofeteado la cara de don Claudio! Díganselo ustedes así, ¡he abofeteado su rostro!, ¡yo no vuelvo el mío!, ¡yo respondo con sangre de las afrentas!
MARQUÉS.-¡Qué hombre!... ¡Ah! ¡Qué hombre!
JOSEFINA.-¿Ves tú lo que es Plácido?
BLANCA.-(Aparte.) ¡Siento asco!
PADRINO 1.º.-Pero ¡eso que dice usted...?
PLÁCIDO.-Está probado. ¿No te llevé yo a la redacción el artículo?
JAVIER.-Sí, es verdad.
PLÁCIDO.-¿No es mía la letra del artículo?
JAVIER.-Es tuya.
PLÁCIDO.-¿No me has visto tú escribirlo?
JAVIER.-Te he visto.
MARQUÉS.-¡Más probado!
PLÁCIDO.-¡Pues bien: digan ustedes a don Claudio que respondo de todos los insultos que le he dirigido! Que me batiré mañana. ¡Qué dicha, señor marqués, dar por usted mi sangre!
MARQUÉS.-(Abrazándole.) ¡Plácido, Plácido, hijo mío!...
PLÁCIDO.-¡Padre mío!
JOSEFINA.-(Abrazándole.) ¡Yo también!
BLANCA.-(Aparte.) ¡Farsa miserable! ¡Farsa, farsa!
PLÁCIDO.-(A BLANCA.) Y tú, ¿no me abrazas?
BLANCA.-Yo, te desprecio.