A fuerza de arrastrarse: 04


Escena segunda editar

PLÁCIDO y el Tío LESMES.


LESMES.-Soy yo, a la gracia de Dios.

PLÁCIDO.-¡Ah! El tío Lesmes. Buenas tardes.

LESMES.-Buenas han sido, que el camino no se me ha hecho largo. En su carro me tomó el tío Roque; tiene muy buenas entrañas y muy buenas mulas.

PLÁCIDO.-¿Estuviste en el pueblo?

LESMES.-Pues estuve, que por eso he vuelto.

PLÁCIDO.-¿Y diste mi carta a don Rufino?

LESMES.-Se la di, que por eso vengo. Digo, a traerle a su merced la contestación.

PLÁCIDO.-Pues venga.

LESMES.-Si no la traigo.

PLÁCIDO.-¿Pues no has dicho que la traías?

LESMES.-La traigo y no la traigo.

PLÁCIDO.-Explícate.

LESMES.-Así por escrito, no la traigo; que a don Rufino no le gusta escribir..., porque dice: «que lo escrito... son compromisos».

PLÁCIDO.-Bueno, ¿y qué te dijo?

LESMES.-Que vaya usted y que verá si le gusta... eso..., lo que va usted a llevarle; y que si le gusta y usted se conforma con el poco dinero que tiene, que lo comprará, como le ha comprado a usted otras cosas. «Que voluntad no le falta.» No le crea; lo que más le falta es voluntad. Es un tío usurero. ¡Es un tío marrajo!

PLÁCIDO.-Bueno; gracias Lesmes. ¿Y cuándo he de ir?

LESMES.-Pues verá usted. Tiene usted que salir ahora, al anochecer, y llegará usted a las doce. Estas noches de verano da gusto caminar.

PLÁCIDO.-¿Y por qué no mañana?

LESMES.-Porque don Rufino así lo dispuso.

PLÁCIDO.-¿Y por qué lo dispuso así?

LESMES.-Ya. A la cuenta porque tiene que irse temprano de viaje y no volverá en quince días.

PLÁCIDO.-Está bien. Te repito las gracias.

LESMES-Pues con Dios. (Se va y vuelve.) ¡Ah!..., tengo que darle una buena noticia. Que se casa mi chico.

PLÁCIDO.-¿Se casa? ¿Y con quién?

LESMES.-Con Pacorra.

PLÁCIDO.-¡Guapa moza!

LESMES.-Como guapa, sí que es guapa. Unas carnes y una color... ¡Ni Tomasa, la carnicera, tiene la color más encendida! Así es que mi chico está todo él encendido.

PLÁCIDO.-¿Y cuándo es la boda?

LESMES.-Eso va para largo. Mi muchacho va ahora a servir al rey, y tiene que volver, y tiene que morirse su tía, que ha prometido darle unas tierras así que se muera... ella, su tía. ¿Estamos?

PLÁCIDO.-Mucho tienes que esperar.

LESMES.-Aquí tenemos calma y esperamos a que Dios quiera. Pero siempre quiere. Esperamos la lluvia, y al fin llueve, si por nuestros pecados no hay sequía. Y esperamos la espiga, y al fin sale más dorada que el sol. Y a luego esperamos la siega. ¡Qué remedio! La vida se ha hecho para esperar, que todo llega. Como llegarán mis nietos, y ya verá usted qué guapos. Conque, con Dios, don Plácido; queda usted convidado para la boda y para el bautizo. (Se va y vuelve.) Cásese, don Plácido, cásese, y que no haya sequía... Quede con Dios..., y mantenerse firme, que está usted un poco esmirriado... ¡Ea, hasta la vuelta..., con Dios..., con Dios!