A don Martín Rodríguez
No fue ilusoria, no, nuestra esperanza cuando creímos, Rodríguez, que algún día, de tu mano a la patria le vendría la gloria, el honor y la alabanza. Tú has roto, sí, la poderosa lanza que la atroz Discordia embrazado había; y tú de la ominosa, bárbara anarquía alcanzaste la más feliz venganza. De la paz augusta el símbolo sagrado, la oliva y el laurel de la victoria, tu prudencia y esfuerzo se han ganado. Tu nombre en los anales de la historia celebrado será; y en nuestros pechos graba la gratitud tus nobles hechos.