A don Gaspar de Jovellanos (Meléndez Valdés)
Las blandas quejas de mi dulce lira, mil lágrimas suspiros y dolores me agrada renovar, pues sus rigores piadoso el cielo por mi bien retira. El dichoso zagal que tierno admira su linda zagaleja entre las flores, y de su llama goza y sus favores, alegre cante lo que amor le inspira. Yo lloré solo de mi Fili airada el altivo desdén con triste canto, que el eco lleve al mayoral Jovino; alternando con cítara dorada, ya en blando verso o dolorido llanto, las dulces ansias de un amor divino.