A do tienes la luz, Héspero mío
¿A do tienes la luz, Héspero mío, la luz, gloria y honor del Occidente? ¿Estás puesto en el cielo reluciente en importuno tiempo y seco estío? Lleva tu resplandor al sacro río, que tu belleza espera alegremente, y el céfiro te sea otro oriente, hecho lucero, y no Héspero tardío. Merezca Betis fértil tanta gloria, que solo él de estas luces ilustrado, a tierra y cielo lleve la victoria: Que tu belleza y resplandor sagrado hará perpetuo, de inmortal memoria, mientras corriere al mar arrebatado.