Poesías (1869)
de Eusebio Asquerino
Á VALENCIA.


¡Salve á tí Valencia hermosa,
Con tus jardines y flores:
Que hasta el aura vagarosa
Meció en tu playa arenosa
La cuna de los amores!



Se eleva la fantasía,
Y el corazon se enagena
Cuando la mirada mia
Se extiende al nacer el dia
Por esa campiña amena.



Y los ojos afanosos
Contemplan los verdes prados
Y esos campos deleitosos;
¡Para el amor consagrados
Sin duda son tan frondosos!



¡Qué espectáculo tan bello
Forma su hermoso horizonte
Cuando el dorado cabello
Del sol, sobre el pardo monte
Marca su vivo destello!


Y si su expléndida hoguera
El verde campo enrojece,
Mar de rayos reverbera.
Y el rico suelo florece
Cual perpétua primavera.



Todo en tu suelo fecundo
Respira encanto y amor;
En tu belleza me fundo
Para juzgar que el Criador
Te hizo el paraíso del mundo.



¡Valencia, Vírgen hermosa,
Que entre nubes de vapores
Naces de la onda espumosa
La sien ceñida de flores,
Pura, aérea y vagarosa.



Imágen de tantas bellas
Que encierras en tu álbeo seno,
¿A quien no fascinan ellas,
Si de tu cielo sereno
Son las fúlgidas estrellas?



Si de su purpúrea cuna
Al sol le robaron los rayos
Sus ojos, yo sé de alguna
Cuyos pálidos desmayos
Envidia la blanca luna.



Y ostentan tantos primores
Que han conquistado la palma
De ser las fragantes flores
Del Edén de los amores,
Del paraíso del alma.

Valencia, Setiembre de 1856.