A Sevilla
Deja los juegos ya; deja de amores
la liviana canción que te adormía
con blando arrullo en la ribera umbría
del Betis claro, entre galanas flores.
Ya probaste del arte los ardores
y al ronco son de bélica armonía
lidiar supiste en temeroso día,
ganar laureles, merecer loores.
Ciñe pues, a tu frente la corona
de inmarcesible lauro con que el cielo
de potente y de justo en ti blasona.
Y ya libre del yugo el patrio suelo
por tu esfuerzo feliz, lleva a Helicona
de más noble cantar el raudo vuelo.