​A San Fernando​ de Juan Nicasio Gallego


 Desciende de las fúlgidas mansiones,   
 ilustre leonés, santo guerrero;   
 muévate a compasión el trono ibero   
 que en el Betis plantaron tus legiones.   
 

 No tiene ya Corteses ni Colones  
 que rindan a sus pies otro hemisferio:   
 el que era envidia ayer del orbe entero   
 ludibrio es hoy de reyes y naciones.   
 

 Mira a tu nieta, cándida, inocente,   
 que en infantiles juegos divertida  
 ni aun el rumor de la borrasca siente.   
 

 Guarda y protege su preciosa vida,   
 y esa corona trémula en su frente   
 de mi contrarios vientos combatida.