Nota: Se respeta la ortografía original de la época

III.
A Roma destruida.

Caiste, altiva Roma, en fin caiste,
Tú, que cuando á los cielos te elevaste,
Ser cabeza del orbe despreciaste,
Porque ser todo el orbe pretendiste.
Cuanta soberbia fábrica erigiste,
Con no menor asombro despeñaste,
Pues del mundo en la esfera te estrechaste,
¡Oh Roma! y sólo en tí caber pudiste.
Fundando en lo caduco eterna gloria,
Tu cadáver á polvo reducido,
Padron será inmortal de tu victoria;
Porque siendo tú sola lo que has sido,
Ni gastar puede el tiempo tu memoria,
Ni tu ruina caber en el olvido.