A Rafael Obligado
Las dulces notas de tu laüd de oro,
Egregio trovador, á mí llegaron
Y absorto las oí; me deleitaron
Como los trinos del turpial canoro.
Es tan excelso tu cantar sonoro,
Que al oirlo á mi mente se agolparon
Recuerdos de ilusiones que formaron
En otros dias mi mejor tesoro.
Al Pindo quise remontar el vuelo,
El lauro pretendí de la poesía;
Mas me negó la inspiración el cielo.
Por eso, al escucharte, al arpa mía
No pido notas en mi ardiente anhelo
Y humilde prosa mi amistad te envía.