A Lord Wellington
A par del grito universal que llena de gozo y gratitud la esfera hispana, y del manso, y ya libre, Guadiana al caudaloso Támesis resuena; tu gloria ¡oh Conde! a la región serena de la inmortalidad sube, y ufana se goza en ella la nación britana; tiembla y se humilla el vándalo del Sena. Sigue; y despierte el adormido polo al golpe de su espada; en la pelea te envidie Marte y te corone Apolo; y si al triple pendón que al aire ondea osa Alecto amagar, tu nombre solo prenda de unión, como de triunfo, sea.