A Glicera
¿Qué imposible no alcanza la hermosura? ¿Quién no cede a su hechizo soberano? Adonde llega su poder tirano la fábula, la historia lo asegura. Renuncia Adán la celestial ventura, su dulce halago resistiendo en vano; por ella Paris el valor troyano arma y conduce a perdición segura. De una manzana la belleza rara causó de entrambos la desdicha fiera que de tu amor los gustos acibara: mas si a verte llegara, mi Glicera, el uno de tu mano la tomara, el otro a tus encantos la rindiera.