A Gertrudis Gomes de Avellaneda

​A Gertrudis Gomes de Avellaneda​ de Bernardino Fernández de Velasco


 En esos hoy encantadores valles,   
 montes un día y rústicos apriscos,   
 el cetro del poder abrió entre riscos   
 parques floridos y frondosas calles.   
 

 Rocía a sus ninfas los esbeltos talles,  
 raudal brotando entre espumosos discos,   
 por grupos bellos y altos obeliscos,    
 émulos de la pompa de Versalles.   
 

 Si en la enramada el ruiseñor modula   
 festivo cante y la nadante carpa  
 en clara fuente plácida circula,   
 

 feliz cual nave que ligera zarpa   
 para tu isla natal, celebra ¡oh Tula!   
 ese Brobón-Edén, pulsando tu arpa.