A Filis (Estébanez Calderón)
¿Quién tu rostro divino, Fili hermosa, que en esplendor venciera el claro día, intentó marchitar con mano impía sembrando gualda en su azucena y rosa? Tus ojos de paloma cariñosa, que do quieran llevaban la alegría, ¿quién los pudo eclipsar, di, vida mía, empañando su gloria luminosa? Venus fue la que en cólera y fiereza ajó tu flor con pecho vengativo, envidiando tu lumbre y gentileza. Pero Amor, que es tu guarda compasivo te volvió con un beso tu belleza, aumentando con otro tu atractivo.