A Don Antonio Venegas, obispo de Pamplona
¡Oh, de alto valor, de virtud rara,
sacro esplendor, en toda edad luciente,
cuya fama los términos de Oriente
ecos los hace de su trompa clara!
Vuestro cayado pastoral, hoy vara,
dará flores, y vos gloriosamente,
del pellico a la púrpura ascendiente,
subiréis de la mitra a la tiara.
No es voz de fabulosa deidad ésta,
consultada en oráculo profano,
sino de la razón muda respuesta.
Deja su urna el Betis, y lozano,
cuantos engendra toros la floresta
por vos fatiga el hábito africano.