A Carmela
¡Vengan hijos de ti, cuya ternura se hará apacible del vivir la senda, si luce en cada uno alguna prenda de tantas como adornan tu hermosura! Imiten los varones la bravura con que al potro andaluz sueltas la rienda; y enamore en las hembras y suspenda tu dulce trato, tu virtud segura. Mire el mundo sin fin reproducidas tu faz hermosa, tus contornos bellos, alma sencilla y corazón valiente: y en tus nietos tus gracias esparcidas, la edad futura te amará por ellos, como por ti te adora la presente.