A Carlos V
de Fernando de Herrera


Temiendo tu valor, tu ardiente espada,
sublime Carlo, el bárbaro africano, 
y el espantoso a todos otomano 
la altiva frente inclina quebrantada. 

Italia en propia sangre sepultada,
el invencible, el áspero germano 
y del francés osado el pecho ufano 
al yugo rinde la cerviz cansada. 

Alce España los arcos en memoria,
y en columnas a una y otra parte 
despojos y coronas de victoria; 

que ya en tierra y en mar no queda parte
que no sea trofeo de tu gloria 
ni resta más honor al fiero Marte.