Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
A CARLOS.


Necio! de orgullo y vanidad te llena
Mirarte de Lucila preferido;
De la hechicera jóven que al olvido
Los juramentos del amor condena.

De aquella que atrayendo cual sirena,
Si el capricho falaz mira cumplido
Se lanza de otro en pos, y no ha sentido
Latir su pecho ante la angustia ajena

Como tú, se ostentaron vencedores
Mil y mil que conservo en la memoria,
Y sin ser, en verdad, que tú mejores.

Nadie te envidia tu fugaz victoria,
Ni puede ser feliz con tus amores
Quien siempre ambicionó más alta gloria.