Hallar piedad con llantos lastimeros   
entre los hombres Arión intenta,   
y le es más fácil que un delfín la sienta,   
que no los despiadados marineros.   
 

     Pues rendido a sus trinos lisonjeros 
     Benigno el pez al joven se presenta,   
     y en su espalda la noble carga ostenta   
     que arrojaron sus necios compañeros.   
 

¡Ay, Albino! Conócelo algún día,   
ni más el plectro con gemidos vanos 
intente ya domar la turba impía.   
 

     No se vencen así pechos humanos:   
     busquemos en los tigres compañía,   
     y verás que nos son menos tiranos.