A Adriana
Mientras que acaso piensa tu tristeza en la patria distante y sientes frío al mirar donde estás, y el desvarío de la fiebre conmueve tu cabeza, yo soñando en tu amor y en tu belleza, amor jamás por mi desgracia mío de la profundidad de mi alma, envío a la pena un saludo de terneza. Si cuando va mi pensamiento errante a buscarte en parejas de otro mundo con la nostalgia se encontrara a solas sobre las aguas de la mar gigante entre el cielo purísimo y profundo y el vaivén infinito de las olas.