A *** (Salas y Quiroga)
Sublime virgen, a mi canto atiende,
y si mi nombre el eco de la fama
repite un día y te alboroza el pecho,
di, virgen mía, que tu amor me inflama.
Tu amor es quien mi párpado humedece,
tu amor el que da sones a mi lira,
tu amor es el que acalla mis pesares,
tu amor quien este cántico me inspira.
Por Delia suspiró Tibulo versos,
el Petrarca por Laura, y por Elvira
suspiró Alfonso, el cisne de la Francia,
y sus nombres por siempre tendrán vida.
¡Dichosa la beldad que ama el poeta!
Es eterna cual él... O virgen pura,
si los siglos audaz mi canto vence,
tu nombre será eterno y mi ternura.
Y en los remotos siglos una amante
repetirá a su amante tiernamente:
«Ámame cual Fileno amó...» Y entonces
tu nombre sabrá el mundo solamente.