A *** (Rosalía de Castro)

A ***
de Rosalía de Castro

 Ya que me abandonaste, ¡oh tú, esperanza!,
 «volved a mí», les dije a mis recuerdos;
 mas mi voz resonó hueca y profunda
 en un sepulcro abierto.
    
 Cuando me veas pensativo y triste,
 no indagues en qué pienso;
 del ángel de las tumbas,
 tú, ángel de luz, ¿pudieras tener celos?
   
 Ella alzó entonces los rasgados ojos
 y preguntó con miedo:
 «¿Será verdad que alguna vez, bien mío,
 resucitan los muertos?»