A...
de Pedro Antonio de Alarcón


 Sin fe ni amor, y a la esperanza muerta,
 como una estatua sepulcral yacías,
 ensueños y venturas de otros días
 muda representando, hermosa y yerta.
 

 Turbar osé tu soledad desierta;
 consuelos te he brindado y alegrías,
 y bella surges de las sombras frías
 y a un nuevo amor tu corazón despierta.
 

 ¿Fue que tu alma sacudió la muerte?
 ¿Es que renace su extinguido fuego?
 ¿O inmóvil sigues en adusta calma?
 

 No: fue que al abrazar tu cuerpo inerte,
 pasmosa emulación del mármol griego,
 en mis besos de amor te di mi alma.