(Lola, para que cante yo todos tus tesoros...)
Lola, para que cante yo todos tus tesoros
necesito el aperitivo que regenera,
las lejanías glaucas de una feraz pradera
y el geométrico ritmo de los antiguos coros...
La pedrería exótica, los esmaltes, los oros
que prestigian la gracia de tu helénica pose
serán en mis versos desusados, y no se
sentirán palpitantes desechando decoros.
Y así, pido una venia para este pordiosero
de belleza, siguiendo los cortesanos ritos:
Yo, que vivo soñando, no siento que me muero...
Quiero decir un verso pulido y diamantino
todo el prestigio helénico[1]
<references>
- ↑ A causa del suicidio del poeta, el poema ha quedado para siempre inconcluso.