(La sombra amenazaba ya con su fatal ley...)
La sombra amenazaba ya con su fatal ley
a un viejo Afán que mis vértebras ha deshecho;
triste por perecer bajo el fúnebre techo
sus alas posó en mí. ¡Ay, sala de carey
y de ébano, capaz de sobornar a un rey,
la Muerte las guirnaldas de gloria ha contrahecho
y es mentira tu orgullo para el que satisfecho
de fe, vive alejado de la equívoca grey!
Sé que en la inmensidad de esta noche la Tierra
arroja un resplandor de misterio que yerra
a través de los siglos, cual fúlgido remedio.
El idéntico espacio, anulado o crecido,
a los testigos fuegos muestra desde su tedio
que en un astro, entre fiestas, un genio se ha encendido.