Ña Canuta
Ña Canuta
No omite bailes y es rezadora,
ella adivina y es curandera;
cuando alguien muere finge que llora,
de todos sabe la vida entera.
“Esa muchacha la vi onde el cura”,
—dice la vieja— “yo no la fío”;
“juygo de cuentos”, ella murmura,
mas pone en ascuas el caserío.
Cura el mal de ojos, el maleficio,
vende oraciones de brujería;
compra cuyeos para su oficio
y en casa ajena se pasa el día.
No pierde misas, menos rosarios;
todos los meses ella comulga;
va siempre llena de escapularios,
pero es dañina como la pulga.