¿Por qué se perdió el Norte?



Causas concretas de la derrota:

  1. Antagonismos políticos terriblemente perjudiciales en estas circustancias y que a cuyo conjunto corrosivo ha dado en denominarse con gran justeza la "sexta columna".
  2. Intromisiones de la política en el Mando militar privándole de libertad, quebrantando su prestigio y, a veces, destruyendo sus planes. A una decisión política a la cual se ha aludido antes, fueron debidas las circustancias más graves del desordenado repliegue de Santander.
  3. Insuficiente solidaridad entre las regiones afectadas por la lucha, dejando que deleznables resentimientos pueblerinos llegaran a tomar carta de naturaleza en el propio Ejército.
  4. Desconocimiento de la verdadera naturaleza de sus funciones por parte de comisarios que, mediante ingerencias intolerables, incluso anularon órdenes del Mando.
  5. Apartamiento del Ejército combatiente de personal excesivo de entre el movilizado para dedicarlo a funciones seudoindustriales, auxiliares o burocráticas, y el cual, al ser incorporado a filas a última hora y en momentos críticos, constituyó una rémora en vez de un refuerzo.
  6. Conducta errónea de la retaguardia, consintiendo que cobre influencia en ella el enemigo.
  7. Cultivo de recelos injustificados en torno a los Mandos, bajo la sospecha de que reveses inevitables son furto de la traición, y el afán de sustituir a aquéllos, sin darse cuenta de que la enorme complejidad de una guerra moderna no permite eliminar su dirección técnica, que forzosamente han de asumir los militares profesionales, debiendo quedar reservada la política a la misión de trazar líenas generales de la campaña, pero sin inmiscuirse en la ejecución de los planes.

La síntesis de estas de estas causas, como se ve, es la falta de Mando único, cuya conveniencia reclaman todos, pero que casi nadie respeta.

He aquí, sinceramente expuestas, y para enseñanza del futuro, tal como lo ve el ministro de Defensa Nacional, las causas de lo ocurrido en el Norte, que ha culminado en la evacuación de Gijón y la consiguiente pérdida de Asturias. En cuanto a los furtos, el ministro no quier ni puede ocultar que lo ocurrido proporciona un considerable acrecentamiento de las fuerzas del enemigo. Ahora bien; las condiciones de lucha en otros frentes no serán para él tan ventajosas como lo han sido desde Irún hasta Gijón. En el territorio que se mantiene leal no hay soluciones de continuidad, no existen zonas aisladas a las cuales se pueda batir, explotando la ventaja del aislamiento, y la Aviación facciosa no podrá actuar al amparo de la impunidad que para ella representaban las minúsculas fuerzas aéreas del Norte, faltas de auxilio y sólo animadas por un maravilloso espíritu de sacrificio. Y aquí esperamos serenos a las fuerzas facciosas de tierra, mar y aire, cuando se presenten con sus coadyuvantes extranjeros. Sabemos que peleamos contra tres naciones y media. Conocemos el poderío de esa amalgama; pero conocemos también el valor de nuestro Ejército y la firmeza del juramento que nos une a todos de luchar por la libertad ciudadana y por la independencia patria mientras quede un palmo de tierra en nuestro poder. En esa decisión inquebrantable radica el sectreto de nuestro éxito.


Artículo publicando en el periódico El Socialista, del Partido Socialista Obrero Español, el 30 de octubre de 1937.