¡El amanecer!
de Pedro Antonio de Alarcón


 El gallo canta... y la mañana impía
 despierta con su luz a los humanos,
 haciéndoles trocar delirios vanos
 por el forzoso afán de un nuevo día.
 

 Tornan, pues, a embestirles con porfía
 la ambición y el amor, fieros tiranos,
 los ímprobos trabajos cotidianos...
 la deuda, el jefe, el tedio, la manía...
 

 Y, en tanto, el amador desposeído,
 que en sueños compartía la almohada
 con tal o cual mujer que hubo querido,
 

 el implacable día lo despierta
 para hacerle mirar a su ex amada
 vieja, casada, monja loca o muerta.