¡Anarda en agrado esquivo!
I
Cuando Anarda, en lo arrogante
De una ausencia me apercibo,
A un tiempo me muero, y vivo
De lo ausente, y de lo amante.
Vida del alma constante
Es de un amor la vehemencia,
Que es su propia inteligencia;
De suerte que en mi dolor
Viviendo estoy de un amor,
Muriendo estoy de una ausencia.
II
En esta ausencia que veo,
Afino mi pensamiento,
Lo que es gloria, es mi tormento,
Lo que es pena, es mi deseo;
Vivo con penoso empleo,
Y en la gloria muerto soy,
Si algún bien al alma doy:
De suerte, que en lo que emprendo,
Si estoy mal, estoy viviendo,
Y si bien, muriendo estoy.
III
Solo mi amor ha sentido
De esta ausencia lo tirano,
Que se junta como hermano
Con una ausencia un olvido;
Y se mide mi sentido
De mi pensamiento a mi plazo
El olvido, al mismo paso,
Aunque sufro un mal intenso,
Mátame, sí, lo que pienso,
No me mata lo que paso.
IV
Si muchas veces pondero
Lo que en tu vista he logrado,
Es verdugo del cuidado,
Si antes fue blando, es ya fiero;
De suerte que considero
Que cuando el bien se logró,
Vida, y muerte ocasionó,
Pues en queja padecida
Lo que pasó me dio vida,
Mátame lo que pasó.