Para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista
Mis queridos descamisados, otra vez estamos aquí reunidos los trabajadores del pueblo, las mujeres del pueblo; otra vez estamos los descamisados del pueblo en esta plaza histórica del 17 de octubre de 1945 para decirle y darle las respuestas al líder del pueblo, que hoy dijo "Quienes quieran oír que oigan, quienes quieran seguir que sigan".
Aquí esta la respuesta, mi general. Es el pueblo, es el pueblo trabajador, es el pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder del pueblo y el líder de la humanidad, porque ha levantado la bandera de la redención y la justicia de las masas trabajadoras. Lo seguirá contra la presión de los traidores de adentro y de fuera, que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus víboras en el alma y en el cuerpo de Perón.
Y yo le pido a Dios que no les permita a esos insensatos levantar la mano contra Perón porque ¡ay de ese día! Ese día yo, mi general, yo saldré con las mujeres del pueblo, y yo saldré descamisados de la patria, muerta o viva, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora. Yo, después de un largo tiempo que no tomo contacto con el pueblo como hoy, quiero decir estas cosas a mis descamisados, a los humildes que llevo tan dentro de mi corazón, y que en las horas felices, en las horas de dolor y en las horas inciertas, yo siempre levantaré la vista a ellos por ser puros, por ver con los ojos del alma y saber apreciar las cosas extraordinarias como el general Perón. Yo quiero hablar hoy, a pesar de que el general me pide que sea breve, porque yo quiero que mi pueblo sepa que estamos dispuestos a morir por Perón, y que sepan los traidores que ya no vendremos aquí decirle ¡presente! a Perón como el 28 de septiembre, sino que iremos a hacernos justicia con nuestras propias manos.
Compañeras y compañeros: otra vez estoy en la lucha; otra vez estoy con ustedes; como ayer, como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para hacer un arco iris de amor entre el pueblo y Perón; estoy con ustedes para hacer ese puente de amor y de felicidad que tracé entre ustedes y el líder de los trabajadores. Antes de finalizar, compañeros, yo quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha. Los vendepatrias de adentro, que se venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo, y yo sé que cuando el pueblo está alerta, somos invencibles, porque somos la patria misma.