Un cojo y un picarón

Un cojo y un picarón
de Félix María Samaniego


A un buen Cojo un descortés
Insultó atrevidamente; 
Oyólo pacientemente, 
Continuando su carrera, 
Cuando al son de la cojera 
Dijo el otro: «Una, dos, tres, 
Cojo es.»
Oyólo el Cojo: aquí fue 
Donde el buen hombre perdió 
Los estribos, pues le dio 
Tanta cólera y tal ira,
Que la muleta le tira, 
Quedándose, ya se ve, 
Sobre un pie.
«Sólo el no poder correr, 
Para darte el escarmiento 
Dijo el Cojo, es lo que siento,
Que este mal no me atormenta; 
Porque al hombre sólo afrenta 
Lo que supo merecer, 
Padecer.»