Soneto continuo
de Juan Díaz Rengifo


 Ceniza espiritada, vil mixtura,   
 hombre de polvo, y lágrimas formado,   
 por ley divina a muerte condenado:   
 ¿por qué no pones freno a tu locura?   
 

 Comienza ya a llorar con amargura,  
 lo mucho que a Dios tienes enojado,   
 la mala vida, el tiempo malgastado,   
 si no te quieres ver en apretura.   
 

 Llamándote está la sepultura,   
 lugar estrecho, do será enterrado  
 deleite, honra, mando y hermosura,   
 

 y cuanto en esta vida es estimado:   
 El alma es inmortal, y siempre dura,   
 en sola ella emplea tu cuidado.