Romance de Landarico

Romance de Landarico
de Autor anónimo
        Para ir el rey a caza 		
	de mañana ha madrugado; 		
	entró donde está la reina 		
	sin la haber avisado, 		
	por holgarse iba con ella, 	
	que no iba sobre pensado. 		
	Hallóla lavando el rostro, 		
	que ya se había levantado, 		
	mirándose está a un espejo, 		
	el cabello destrenzado. 	 	
	El rey con una varilla 		
	por detrás la había picado; 		
	la reina que lo sintiera 		
	pensó que era su querido: 		
	-Está quedo, Landarico 	 	
	le dijo muy requebrado. 		
	El buen rey cuando lo oyera 		
	malamente se ha turbado; 		
	la reina volvió el rostro, 		
	la sangre se ha cuajado. 		
	Salido se ha el rey, 		
	que palabra no ha fablado, 		
	a su caza se ha ido, 		
	aunque en ál tiene cuidado. 		
	La reina a Landarico 	 	
	dijo lo que ha pasado: 		
	-Mira lo que hacer conviene, 		
	que hoy es nuestro fin llegado. 		
	Landarido que esto oyera 		
	mucho se [ha] acuitado. 	
	-¡En mal punto y en mal hora 		
	mis ojos te han mirado! 		
	¡Nunca yo te conociera 		
	pues tan cara me has costado! 		
	que ni a ti hallo remedio, 		
	ni para mí le he hallado. 		
	Allí hablara la reina 		
	desque lo vio tan penado: 		
	-Calla, calla, Landarico, 		
	calla, hombre apocado; 	 	
	déjame tú hacer a mí 		
	que yo lo habré remediado. 		
	Llama a un criado suyo, 		
	hombre de muy bajo estado, 		
	que mate al rey, le dice, 	 
	en habiéndose apeado, 		
	que sería a boca de noche 		
	cuando hubiese tornado. 		
	Hácele grandes promesas 		
	y ellos lo han aceptado. 	
	En volviendo el rey decía 		
	de aquello muy descuidado; 		
	al punto que se apeaba 		
	de estocadas le han dado. 		
	-¡Traición! -dice el buen rey, 	 	
	y luego ha expirado. 		
	Luego los traidores mismos 		
	muy grandes voces han dado: 		
	criados de su sobrino 		
	que habían al rey matado. 	 	
	La reina hizo gran duelo 		
	y muy gran llanto ha tomado, 		
	aunque en su corazón dentro 		
	otra cosa le ha quedado.