Reflexiones o sentencias: 28


§ 271. La demasiada prisa en descargarse de alguna obligacion contraida, es una especie de ingratitud.


§ 272. Mas bien ponemos límites á nuestro reconocimiento, que á nuestros deseos y esperanzas.


§ 273. Apenas admiten correccion los dichosos; pues creen siempre tener razon, cuando la fortuna favorece su mala conducta.


§ 274. El orgullo no quiere, deber, y el amor propio no quiere pagar.


§ 275. El bien que de alguno hemos recibido pide que respetemos el mal que nos hace.


§ 276. Nada es tan contagioso como el ejemplo; y jamas hacemos grandes bienes ó grandes males, sin que produzcan otros semejantes. Imitamos las acciones buenas por emulacion, y las malas por la malignidad de nuestra naturaleza, á quien retenia la vergüenza, y pone en libertad el ejemplo.


§ 277. Siempre es infeliz la imitacion; y todo lo contrahecho desagrada con aquellas mismas cosas que encantan cuando son naturales.


§ 278. Gran locura es querer ser el único sabio.


§ 279. Por pretextos que demos á nuestras aflicciones, son regularmente la vanidad y el interes los que las causan.


§ 280. Hay en las aflicciones diversas clases de hipocresía. En la una, bajo pretexto de llorar la pérdida de una persona que nos era amada, nos lloramos a nosotros mismos; echamos menos la buena opinion que tenia de nosotros; lloramos la disminucion de nuestros bienes, de nuestros placeres, de nuestra consideracion: asi los muertos tienen el honor de las lágrimas que no se derraman sino por los vivos. Digo que esta es una especie de hipocresía, porque en estas aflicciones nos engañamos á nosotros mismos. Hay otra hipocresía menos inocente, porque engaña á todo el mundo; y es la afliccion de ciertas personas que aspiran á la gloria de un ilustre é inmortal dolor. Despues que el tiempo, que todo lo consume, hizo cesar el que efectivamente tenian; se obstinan en sus lágrimas, en sus,quejas y en suspiros: se revisten de un personage lúgubre y se empeñan en persuadir con todas sus acciones, que su pesar no acabará sino con su vida. Esta triste y molesta vanidad se nota regularmente en las mugeres ambiciosas. Como su sexo les cierra todos los caminos que conducen á la gloria, se esfuerzan en hacerse célebres por las muestras de una inconsolable afliccion. Hay ademas otra especie de lágrimas que nacen de muy pobres fuentes, que fácilmente corren y se secan: se llora por merecer el concepto de ser tiernos: se llora por ser compadecidos: se llora por ser llorados: se llora en fin por evitar la vergüenza de no llorar.