Reflexiones o sentencias: 14


§ 131. Disimular la coquetería es una coquetería refinada.


§ 132. No puede el ingenio representar por mucho tiempo el papel del corazón.


§ 133. La juventud es inconstante en sus gustos por el ardor de la sangre; y la vejez tenaz en los suyos por costumbre.


§ 134. Nada damos con tanta liberalidad como los consejos.


§ 135. Cuanto mas amamos a una mujer, estamos más próximos a aborrecerla.


§ 136. Con la vejez se aumentan los defectos del ingenio asi como los del rostro.


§ 137. Hay buenos matrimonios; pero no los hay deliciosos.


§ 138. No podemos consolarnos de ser engañados por nuestros enemigos, y vendidos por nuestros amigos; pero quedamos regularmente satisfechos cuando lo somos por nosotros mismos.


§ 139. Tan fácil es engañarse uno a sí mismo sin conocerlo, como difícil engañar a los otros sin que lo entiendan.


§ 140. En nada hay menos sinceridad que en el modo de pedir y dar consejos. El que los pide afecta una respetuosa deferencia a los sentimientos de su amigo, aunque no piense sino en hacerle aprobar los suyos y garante de su conducta: y el que los da paga la confianza que se le manifiesta con un celo ardiente y desinteresado, aunque no busque ordinariamente en los consejos que da, sino su propio interes o gloria.