Pudreorejas


Campanillas azules de mi casa
que adornan los naranjos, campanillas
que despierta la aurora cuando pasa,
desatando la aurora sus gavillas.

Delicadas campánulas azules
tendidas en las cercas del camino
donde brilláis como sedeños tules
a los ojos del sano campesino.

Copas del campo, de color de cielo,
volcadas a mirarse en los cristales
sonoros del sinfónico riachuelo
que va como un afán entre cristales.

Alegres y vistosas pudreorejas
donde columpia el Sol todos sus lampos;
vuestras son las errátiles abejas
de las dulces colmenas de los campos.

Adorno de las cruces del sendero
que conocen un crimen de venganza;
alfombra del jardín y del potrero
que guardan placideces de añoranza.

Hermanas del chirrite y las pastoras
que escuchan, en las sendas, el sinsonte
bajo el oro sutil de las auroras
que fueron como incendios sobre el monte.